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Cambiar de nombre no es tan raro: más de treinta pueblos extremeños lo hicieron en 1916

Cambiar de nombre no es tan raro: más de treinta pueblos extremeños lo hicieron en 1916

En 1916, más de 550 localidades españolas se vieron obligadas a hacerlo por decreto porque se llamaban igual y era imposible distinguirlos.

Cambiar de nombre un pueblo siempre es llamativo, pero no es nada nuevo. El mayor ejemplo lo encontramos hace poco más de un siglo. En 1916, más de 550 localidades españolas se vieron obligadas a hacerlo por decreto porque se llamaban igual y era imposible distinguirlos.

Un Real Decreto del Rey Alfonso XIII estableció los criterios. Eran otros tiempos y afectó a una treintena de localidades extremeñas. A la mayoría les pusieron un apellido para distinguirlos entre sí y que llegaran las cartas a sus destinos. Ese fue el caso de Villagarcía (de la Torre) o Burguillos (del Cerro) en la provincia de Badajoz, y el de Segura (de Toro) y Oliva (de Plasencia) en la cacereña.